El Comercio
Las últimas palabras de Álex Aragundi, de 9 años, antes de entrar al quirófano fueron: “Voy a salir bien, que Dios los bendiga a todos ustedes”. Así, con ese optimismo, cerca de las 08:30 de ayer, el pequeño guayaquileño ingresó a la sala de operaciones del hospital Baca Ortiz de Quito para someterse a la cirugía de hemisferectomía funcional. Álex fue detectado con el síndrome de Rasmussen hace dos años. Desde allí se vio obligado a suspender sus estudios en la escuela fiscal Modesto Carbo. Llegó hasta cuarto año de básica.
La enfermedad neurológica -explica el neurocirujano Julio Enríquez, jefe de piso del Baca Ortiz- es progresiva, rara y se caracteriza entre otros síntomas por la inflamación del sistema nervioso central, la pérdida del conocimiento y continuas convulsiones que llevan a la parálisis total.[mas]
Publicado Huasi Pichai
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