El Comercio
La constitución de un frente multinacional para facilitar la liberación de los rehenes que aún permanecen en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) fue la propuesta que presentó ayer la ex candidata presidencial colombiana, Íngrid Betancourt, ayer el presidente Rafael Correa. La ex candidata llegó el domingo por la tarde iniciando una gira regional que no ha logrado ser completamente descifrada por especialistas en Bogotá.[mas]
Publicado Huasi Pichai
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Betancourt, quien fue liberada por el Ejército colombiano el 2 de julio anterior, ingresó al Palacio de Carondelet a la hora acordada: 12:30. Lo hizo por el acceso norte de la cochera, ubicado en la calle Chile, pues en ese mismo momento se realizaba una marcha de los trabajadores de la minería.
El encuentro se desarrolló en el Despacho Presidencial. Correa estuvo acompañado por el vicepresidente de la República, Lenin Moreno; la canciller María Isabel Salvador, el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Gustavo Jalkh, y el embajador de Francia en Ecuador, Didier Lopinot.
El encuentro duró 65 minutos y se desarrolló en absoluta reserva. A través de las imágenes de los medios televisivos se pudo observar que el Primer Mandatario la recibió con un fuerte abrazo.
Hasta ese momento no se conocía si la ex candidata presidencial colombiana trajo o no una propuesta del presidente Álvaro Uribe para retomar las relaciones diplomáticas entre los dos países, que se encuentran interrumpidas desde el 3 de marzo, a consecuencia del ataque del Ejército colombiano al campamento de las FARC, en Angostura, ocurrido en la madrugada del 1 de marzo.
Al término del encuentro, Correa invitó a su huésped al balcón presidencial. Desde allí saludaron al grupo de trabajadores mineros que gritaban consignas a favor de la “minería responsable” y del Primer Mandatario.
Cuando Betancourt abandonó Carondelet, sin realizar declaraciones, el Primer Mandatario aseguró que “la solución (para el problema colombiano) es conseguir la libertad de todos los rehenes”. Recordó que Ecuador también ha perdido varios militares a causa del problema interno de Colombia.
Acotó que ella (Betancourt) fue la secuestrada más conocida “pero hay más de 3000 personas que aún siguen retenidas. El Ecuador va hará todo lo necesario para lograr la liberación”.
Una hora antes de que la política colombiana llegue a la Casa de Gobierno, el ministro de Seguridad Interna y Externa, Gustavo Larrea, expresó su apoyo para que sea la Cruz Roja Internacional la que lleve adelante cualquier iniciativa para liberar a los retenidos por los grupos irregulares.
Mientras tanto, en Bogotá existía gran expectativa por la gira aunque su finalidad no ha sido completamente esclarecida. Ni la misma ex candidata presidencial ha expresado con precisión las motivaciones de fondo que están detrás de su sorpresiva gira.
“No soy mediadora de nada” dijo el sábado en Bogotá, al explicar que su viaje por siete países sudamericanos es más bien de gratitud por la causa mostrada por sus pueblos en contra del secuestro.
Luego habló de la necesidad de crear un frente común, con todos los mandatarios de la región, para presionar a las FARC a dejar las armas. También ofreció acercar al presidente Correa con el presidente Uribe. El domingo, en cambio, aceptó convertirse en la canciller de los secuestrados.
Carlos Lozano, uno de los analistas políticos que mejor ha interpretado la agenda de las FARC, encuentra en la ex candidata un gran deseo por abanderarse de este flagelo, incluso sorteando las amenazas de seguridad que supuestamente se tejen en su contra. “La intención de viajar por el continente es buena. Creo que puede sumar muchos respaldos entre los presidentes sudamericanos, pero se equivoca con la estrategia”. Según Lozano, Íngrid Betancourt no solo debe pedir que se presione a las FARC para que dejen las armas, sino también al gobierno de Uribe a cesar la visión guerrerista del conflicto armado. “La mediación debe ser de doble vía, si lo que quiere es en verdad activar un plan de negociación que funcione para acabar con el secuestro”.
Lozano encuentra en ese posible papel otra dificultad. “Yo no veo a Íngrid como una negociadora fuerte frente a las FARC, tomando en cuenta el duro golpe que Uribe asestó a la guerrilla, con la operación Jaque, precisamente para rescatarla”.
Si el panorama de negociación humanitaria es tan confuso para la ex rehén, el aspecto político lo es mucho más. Jorge Londoño descarta totalmente que su viaje a Colombia haya sido para abonar el terreno de su participación política en el país.
Sobre todo, cuando la segunda reelección de Uribe, para el 2010, está en agonía y la crisis económica que se cierne sobre Colombia comienza a generar escenarios de descontento social. “La veo muy distante del día a día colombiano como para pensar en esta faceta”.
Lozano, en cambio, está seguro que el olfato de Betancourt no se ha atrofiado.
“La política ha sido su escenario natural en Colombia y no veo por qué lo dejaría”.
Jorge Londoño, director de la firma Invamer-Gallup, cree que estas ambigüedades son propias de su inmenso gesto por servir a la causa humanitaria del secuestro, pues ella se ha comprometido con ese tema desde que fue liberada.
“Ecuador hará todo lo que esté al alcance para liberar a esas personas”.
Rafael Correa. Presidente del Ecuador
“Al presidente Correa, lo quiero muchísimo, le debo mucho”.
‘Esas son las FARC: las mulas, son unas mulas, no hay cómo moverlos’
Íngrid Betancourt. Ex candidata colombiana
‘Yo no veo a Íngrid como una negociadora fuerte frente a las FARC’
Carlos Lozano. Analista político colombiano
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