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diciembre 05, 2008

La Farra en Quito sigue!!!

El comercio

Con una chompa negra cubre su impecable uniforme al llegar a la Plaza Grande. Fausto Fernández lleva 46 años animando y cantando en la Banda Blanca de la Armada del Ecuador. Pese a su caminar pausado, es la alegría del grupo de 75 músicos que rindieron homenaje a Quito ayer desde las 10:00, al ritmo de bombos, saxofones, trompetas… y entonando pasacalles y música tropical.

Fernández dejó de servir como suboficial primero, pero luego de su retiro, no pudo dejar la música. Tiene 66 años y frente al micrófono sigue la coreografía como si fuese joven. [mas]

Publicado Huasi Pichai
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Él se considera el ‘Matusalén’ de la banda que se fundó en 1959. Al ver a las pequeñas de la escuela Alejandro Cárdenas bailar junto a él recordó su infancia “cuando cantaba a los enamorados en el Centenario, por un sucre”.

El guayaquileño canta con voz grave y armoniosa. No puede dejar de tocar su pecho con furor, con su canción favorita Sobreviviendo, de Víctor Heredia.

“Dedico esta canción a los hombres de canas. No hay que sentirse viejo, sino tener un alma de joven”, dijo frente a un público copado de adultos mayores. Entre los asistentes estaba Julián Armas, de 81 años, quien no pudo contener el llanto al oírlo.

Pero la alegría se apoderó de la Plaza de Independencia, cuando los artistas tocaron “Qué lindo es mi Quito/con su cielito/ lleno de estrellas...”. Sobre el empedrado de la plaza, Blanca Albán y José Galarza, quiteños de cepa, zapateaban con garbo luciendo trajes coloniales. “Esta es la forma de festejar a nuestro Quito, bailando”, dijo Galarza, de 78 años.

Béker Guamán tiene 12 años menos que Galarza, pero durante una hora y media estuvo de pie en el atrio de La Catedral tocando el saxofón. Así lo ha hecho durante los últimos 48 años. El bolivarense creció en Guayaquil, pero aprendió a tocar el instrumento cuando participaba en los festejos de su natal San Lorenzo. “Traemos el espíritu marinero a través de la música”, refiere.

“La Banda Blanca es más que una banda tradicional. Son cantantes de primera y sobre todo alegres y unidos”, comentó Gerardo Trujillo, quien acude al espectáculo desde hace 10 años.

Como él, centenares de personas se agolparon en la plaza para bailar pasacalles, cumbias y hasta reggaetón. Entre el repertorio de 11 canciones, Maritza Morán resaltó por su melodiosa voz al deleitar con Canto a la Armada. La milagreña es música de carrera. “Desde los 7 años tomé clases de canto, fui parte de un dúo y luego, solista”, recuerda. Su familia es de artistas, su esposo José Ávalos también canta a su lado en la Banda Blanca.

María Ester Tigse llegó desde Obrero Independiente, en el sur, para disfrutar del espectáculo. “Es mi cumpleaños y escuchándolos, me alegro”, dijo la oriunda de Latacunga, quien se sentó en unas de las sillas de piedra de la Plaza para aplaudir. Las palmas de Raúl Manotoa, teniente de navío retirado, tampoco cesaron. Él confiesa ser un fan del show.

También hubo artistas y estudiantes de La Providencia. Alrededor de 50 alumnas lucieron vestidos coloniales para bailar junto a la banda. “Arriba las palmas, parece que se bautizaron con limón”, alentaba Fernández, el más antiguo del grupo.

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