Extra
El río Amarillo, ubicado en el cantón Portovelo, cobró a sus dos primeras víctimas. La de un inocente niño y del valiente conscripto que por tratar de rescatar a la criatura también se ahogó.
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Publicado Huasi Pichai
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Todo pasó a las 11:00 del sábado cuando María Juliana Camacho Ramírez, madre del bebé A.J.R., de año cuatro meses, decidió llevarlo donde un curandero. En el trayecto el pequeño le insistió a la mamá que le coja un mango que colgaba de unas matas sembradas a la orilla del río.
La complaciente progenitora lo hizo y se fue hasta la orilla a lavar la fruta, en ese instante el niño empezó a llorar y entre saltos y brabuqueos se le soltó de los brazos a su mamá y fue a parar hasta las aguas del temible río Amarillo.
FUE A PEDIR AUXILIO Y SE AHOGÓ
Los gritos desesperados de María traspasaron las paredes en el desolado sector de Playas de Predesur, y llegaron hasta los oídos del valiente joven Francisco Alejandro Shingre Valarezo, de 19 años, quien pidió que amarren su cuerpo a una cuerda para arrojarse a la parte más profunda.
La creciente iba en aumento y, al parecer, el rescatista se enredó con la cuerda entre unas raíces y rocas y no volvió a salir.
De nada sirvió que era excelente nadador y que hace un tiempo integró el voluntariado de la Defensa Civil. La impotencia por recuperarlo se mezcló con la angustia y el nerviosismo. Transcurrieron más de 15 minutos y el valeroso hombre flotó inerte sin poder sacar el bebé, que todavía es buscado por amigos y familiares en el correntoso río.
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