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enero 13, 2009

Tren recientemente inaugurado casi mata niños en Quito

El comercio

Sus pequeñas manos no dejaban de temblar. Su voz entrecortada por los nervios apenas lograba narrar lo ocurrido ayer en el volcamiento del vagón 120, del recién inaugurado ferrocarril.

“Lo que me acuerdo es que estábamos despidiéndonos por la ventana y de repente todo empezó a sacudirse. Solo vi a mis compañeros que iban de un lado a otro... tuve mucho miedo”, relata Jordy Burgo, de 11 años, mientras es atendido en el Subcentro de Salud 14, del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), ubicado a solo 50 metros del lugar del percance.[mas]

Publicado Huasi Pichai
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El niño fue uno de los 19 alumnos que resultaron con lesiones como producto del descarrilamiento de dos de los cinco vagones de un convoy que se dirigía desde Chimbacalle hasta la estación de Tambillo.

En el vagón que se volcó había 30 niños. El accidente ocurrió en las calles Gualberto Pérez y Napo, en Chiriyacu, en el sur de la ciudad. Los pequeños Wiliam Chicaiza, David Benalcázar, Joel Morocho y Kevin Molina fueron trasladados al Hospital de Niños Baca Ortiz. Molina presentó complicaciones en su brazo, por lo que se lo mantuvo en observación en la casa de salur.

Según Mario Lemos, a cargo del operativo de Bomberos, los niños presentaron golpes y policontusiones. “Recibimos la llamada de auxilio a las 09:59. Los cuatro niños presentan moretones menores por los golpes, pero no hubo fracturas. El estado de los demás es estable”.

El tren se trasladaba hacia Machachi, con 100 niños de la escuela República de Brasil y CON otros 50 de la escuela Primero de Mayo. Este fue el primer tour organizado por la Dirección Provincial de Educación de Pichincha para promocionar el ferrocarril del Ecuador.

El tramo del ferrocarril, entre Chimbacalle y Latacunga, recién fue inaugurado el 30 de diciembre pasado, con la presencia del presidente de la República, Rafael Correa. La inversión para la recuperación de la línea férrea, que se entregó con retraso, bordeó los USD 10 millones.

Ayer, Elizabeth Carrera caminaba sobre la calle Gualberto Pérez a la hora del accidente. “Escuché un estruendo, luego alcancé a mirar cómo el vagón se vino abajo. Los niños gritaban. Los transeúntes fuimos a rescatar a los pequeños”, señaló.

A las 10:30, una enfermera de un centro médico revisaba minuciosamente a Burgo. El niño, aún asustado y sentado en una banca de plástico, solo gemía cuando le tocaban la espalda. El dolor fue controlado con una funda de hielo. “Espero que mi mamá llegue pronto. Quiero ir a mi casa”, decía el niño.

El lugar del accidente fue cercado con una cinta naranja de prevención, para impedir el paso de los curiosos. Julián Vinueza, morador de Chimbacalle, insistía en avanzar hasta el vagón rojo. “Una obra tan buena como esta se ve empañada por la falta de mantenimiento y de prevención”, decía el hombre, vestido con overol azul marino.

Este Diario constató que los rieles lucían deterioradOs en el lugar del siniestro. Recién pasado el mediodía, Jorge Carrera, gerente de la Empresa de Ferrocarriles del Ecuador, ofreció una explicación de lo ocurrido.

Dijo que el accidente se debió a fallas técnicas. “Alguien manipuló la aguja de dirección de las vías. Este dispositivo permite el cambio de dirección de los rieles, para que los trenes puedan tomar una u otra dirección”.

En el sitio del descarrilamiento había dos líneas: una conduce al sur y otra a los talleres mecánicos, en la estación de Chiriyacu, a 100 metros de donde se produjo el accidente. La locomotora y un vagón atravesaron por los rieles que van al sur, pero el segundo vagón se dirigió al otro riel.

El tour de este día se canceló tras el suceso

El recorrido turístico previsto para hoy con las escuelas Delia Ibarra de Velasco y Mercedes González fue suspendido por la Dirección de Educación.

Los gastos médicos de los niños accidentados serán cubiertos por un seguro de accidentes de la Empresa de Ferrocarriles del Ecuador.

Cerca de 300 trabajadores habilitaron la vía férrea que va de Quito a Latacunga. En los 98 km de extensión se cambiaron 70 000 de los 145 000 durmientes.

Además, en la línea férrea se realizó la limpieza de la maleza, la restauración de seis estaciones y la reparación de cuatro locomotoras.

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